Porque en este pregonar hemos cantado al tomatero, al dulcerito, al carbonero, al mondonguero, al frutero, al campesino, al manisero, al que trae los globos... y aún no habíamos hablado de esa maravillosa figura que nos surte de caldos y licores, de alegría y sonrisas... (allá al fondo sonríe coqueta la cirrosis...) ¡El camarero de nuestros amores! Como Argentina del suyo, estos dos señores se enamoraron de dos diosas de los cócteles y el ron.
Una es la que conoció alguien que de camareras sabía un rato, Bennny Moré, el bárrrrrrrrrbaro del rit mo:
La "Camarera del amor" es un bolero-son del cubano José Dolores Quiñones,
el "filósofo del bolero", nacido en fecha desconocida por nosotros y
fallecido en 2008. Llegó a Europa de la mano de Machín, fue peregrinando
por Europa y contratado por Fellini para Bocaccio, pero no
sabemos para qué porque esta no se la hemos visto aún al maestro, pasó
"tres años comiendo bacalao en Noruega", y finalmente se estableció sin
tiempo que perder en Toulouse, donde falleció "tras componer muchas
canciones y ser padre de muchos hijos".
Y la otra camarera, también del amor, fue la de Don Antonio. La Máquina:
No sé pa usté,compadrito,pero pa mí la versión de don Benny me parece más sublime(si eso es posible) que la de don Antonio.La voz,amigo mío,de don Benny es la suya,la propia.La del que se pone a cantarle sus milongas al sacerdote de baco de turno.A esas horas que ya no se sabe si es de noche o de día.A esas horas, no hay ná como tener cerca a un camarero y si es del amor,no le digo ná.
ResponderEliminar¡Salud,compay!
Se me haría difícil elegir entre papá y mamá, pero para mí también el Beny en esta canción es insuperable. Además fue la primera versión que oí (exceptuando, de niño, una que supongo, qué sé yo, de Georgie Dann) y le tengo un cariño enorme. Como usté bien dice, y como bien sabemos de la afición del Beny por los bares y el ron, se nota que Bartolomé sabe muy bien de lo que está cantando, y por eso lo canta como los mismísimos ángeles. Pero esto es casi una perogrullada, hablando de un señor de quien todo lo bueno que se diga es quedarse corto.
ResponderEliminarA ver cuándo confunde usted este saloncito con un bar, al teclado con un camarero, y nos cuenta una pequeña historia, compay.
¡Salud y milongas!
d
La versión de don Antonio Machín está más cerca de la perfección
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