sábado, 21 de enero de 2012

El Cumbachero de Puchito

Ese dia Puchito llegó mucho más temprano de lo que era habitual en él.Todavía estábamos en la cama cuando escuchamos su estruendoso soniquete papagayesco reprochándonos nuestra poca formalidad: ¨Pero caballeros,¿aquí no se conose la seriedá?¨Intenté recomponer las pocas neuronas que daban señales de actividad en mi maltrecha cabeza .La noche anterior había sido larga y cargada de ron y jarana y me extrañaba verlo aparecer a las 8 de la mañana.Hoy era el cumpleaños de Y. y teníamos que comprar todo lo necesario para la pequeña fiesta que queríamos preparar en casa de Gisela,quizá se debiera a eso su inexplicable madrugón.Estamos en 1999,Y. es mi pareja en ese momento y como llevo haciendo en los últimos dos años,me encuentro pasando el mes de agosto con ella en su casa del barrio de Buena Vista,en Ciudad Habana.

 Aquí tengo que hacer un alto en mi historia porque hablar de Buena Vista es hablar de soneros y bailadores de primera,de rumberos y bullangueros prodigiosos,de mambo y charangas,de pachanga y cha-cha-cha.Tambien es hablar de reyertas sociales y de su increible Social Club por el que pasaron y actuaron monstruos de la talla de Arsenio Rodríguez,¨Cachao¨ López,Compay Segundo,Rubén González,Elíades Ochoa.....Por todo eso y,sobre todo, por Y.,Buena Vista me parecía uno de los lugares más fantásticos del mundo.Sin ninguna duda,era mi sitio.
En este video del documental de Win Wenders sobre su Club Social podemos ver a varios de sus protagonistas interpretando el son compuesto por Compay,Chan Chan,de la que el de Siboney dijo : ¨Yo no compuse Chan Chan; la soñé. Sueño con la música.¨
¡Qué lindo sueño!¨





   Puchito probablemente fuera uno de los personajes más conocidos y tambien más singulares,de todo el barrio.Entraba y salía de cada casa como si lo hiciera por la suya propia y a nadie le resultaba extraño verlo aparecer por la puerta a cualquier hora con sus melódramáticas historias,chismes y acertijos imposibles.Cumplía a la perfección las tres premisas que se le supone a cualquier hombre de mundo,a saber: charlatán,embustero y bailarín.Tenía la fascinante habilidad de convertir cualquier anécdota insignificante en una epopeya mística con ese don que tenía para la exageración y la comedia.Nadie sabía a ciencia cierta a qué se dedicaba.Hasta ahora,yo lo único que había podido sacar en claro de sus descacharrantes historias es que era una especie de tratante de toda clase de artículos,pero no solía hablar mucho sobre sus actividades.Mantenía un discreto secreto profesional.
En ese aspecto,Puchito no tenía nada que ver con la maravillosa tradición cubana del pregón de los vendedores ambulantes que anunciaban por las calles sus mercancias y a los que homenajeamos con el título de este rinconcito.Tal como el Trío Matamoros hacía con su Manicero,uno de los himnos no oficiales de Cuba compuesto por Moisés Simons y grabado por primera vez en 1929 por este legendario combo de Santiago y que ya había sido inmortalizado algunos años antes por la divina Rita Montaner.









¨Tengo que hasé unas cuantas gestiones,mijo,ya te dije anoche.No se demore.¨Esa fue toda su explicación cuando vio mi interrogante cara,mezcla de extrañeza,resaca y sueño.Nada más pisar la calle comenzó con su repertorio: ¨A ver si tú me sacas este misterio por el que se han suisidao sientos de personas a causa del insomnio.Se arrojaban por las ventanas de pura desesperasión.¨ Y me planteó un absurdo problema aritmético del que no pude seguir ni la mitad de la cuenta.Por suerte,antes de que le pudiera responder me estaba contando la historia de cada una de las casas por las que pasábamos: ¨Acá vivía Capablanca(campeón del mundo de ajedrez) y tenía tremendas timbas con mi abuelito. ¨
Llegamos a una gran casa de estilo neocolonial que presentaba un aspecto dantesco ya que le faltaba la mitad del techo.En la parte techada se alojaba una familia.Al pasar al interior nos recibió una señora que despues de saludarme muy gentilmente se puso a hablar con Puchito.Le ofreció un estuche donde había una vieja cámara fotográfica Nikon,sin duda,adquirida en tiempos más bonancibles,con la intención de que la vendiera y poder ir tirando.Cuando abandonamos la casa me quedé pensando si alguien compraría aquella cámara y para qué ya que su estado dejaba bastante que desear.No obstante,no dije nada.En las siguientes dos o tres horas recorrimos una buena parte del barrio entrando en varias casas más y recogiendo un muestrario de objetos tan diversos como una pluma Mont Blanc,un pequeño joyero de plata o un vetusto radiocassette para coche de marca totalmente desconocida para mí.
A medio día llegamos a casa de Isabel a la que ya conocía de años anteriores.Isabel era íntima amiga de Y. y me había encargado que le avisara de la fiesta. Tenía modales y porte de gran señora,con su cuidada cabellera rubia y una dulzura embriagadora.Era santiagueña y llegó a La Habana en los años 50 con su difunto esposo, por eso en esta casa mandaba el bolero y sonaba el ¨Desdichado¨ de Benny Moré:











Al escuchar el bolero Puchito torció el gesto e Isabel se percató de ello: ¨Tú mamá gustaba mucho del bolero,Victor¨
¨Si señora,pero mi mamá tambien guarachaba de lo lindo.Yo soy hombre de acsión,como mi papá¨
¨Si,eso es verdad¨ exclamó Isabel riéndose y dirigiéndose hacia mí: ¨E.,¿sabías que Puchito es conocido como el Cumbachero de Buena Vista?¨
No,no lo sabía,sólo sabía que esa canción era una de mis favoritas desde que la escuché siendo muy niño en la versión que popularizaron en Europa Los Machucambos y asi se lo hice saber.Al oirme,Puchito puso una cara aún más rara que con el bolero y me espetó:
¨¿Qué tú me dises de Machucambos? Nadie ha intelpletado jamás El Cumbachero como Miguelito Valdés y despues de él,nadie lo hase como Puchito.Tú nunca viste un Cumbachero de veldá,mi amigo.¨
No me atreví a rechistar,entre otras cosas,porque no había tenido la dicha de ver ´en acsión´ a Miguelito.Él notó mi desconcierto y me consoló: ¨Tú no te enojes,mi amigo.Esta noche, despues de la fiesta,te haré una actuasión de un genuino Cumbachero sólo para tí.¨
Con esa promesa salimos de casa de Isabel y antes de hacer las compras para la fiesta pasamos por la casa de Puchito para dejar los objetos que le habían encomendado para vender.No había entrado nunca antes ya que era bastante celoso de su intimidad y lo que encontré dentro fue algo parecido a un bazar oriental con objetos de todo tipo :pequeños electrodomésticos,relojes de pared,objetos decorativos,.Casi todos,si no inservibles,anticuados y obsoletos para nuestro mundo hipermodernizado.Al preguntarle si conseguía vender todos aquellos cachivaches,él sólo se encogió de hombros y me sonrió.
Esa noche,cuando se habían ido la mayoría de los invitados,le recordé a Puchito su ofrecimiento de mostrarme el verdadero Cumbachero y no los sucedáneos que había escuchado yo.Le pidió a Lázaro que le acompañara con la tumbadora y él mismo se puso a los mandos de los timbales que había estado manejando Jaime,marido de Gisela.La escena que presencié a continuación fue una actuación verdaderamente portentosa:Puchito se multiplicaba y desdoblaba por toda la habitación poesído por el éxtasis y haciendo las veces de trompetista onomatopéyico,timbalero,bailarín y cantante,todo a la vez,sin darse ninguna tregua pero sin atropellarse.Por suerte,tuve la feliz idea de sacar alguna foto para inmortalizar aquella extraordinaria representación y aunque sólo sea del momento final,aquí dejo constancia de que no exagero y que lo que he contado no fueron ensoñaciones mías.




Puchito y Belén en plena macumba cumbachera

Ya en casa.le comenté a Y. mi jornada con Puchito y el almacén de cachivaches que encontré en su vivienda.Me explicó que mucha gente lo llamaba para que les vendiera lo poco que aun tenían de valor para ellos.Sí,pero,¿quién compraba esas cosas si no era un coleccionista de cosas inservibles? Esa era la duda que me reconcomía.
¨Pues muchas veces,nadie¨ me djo.¨Cuando no encuentra comprador se queda él con ellas.Dice que las guarda para cuando vengan tiempos mejores y tal vez sus verdaderos dueños quieran volver a recuperarlas.¨ Eso sí, Y. afirmaba que pagaba escrupulosamente toda la mercancia que se le encomendaba,la vendiera o no.Sabía el verdadero valor de todas esas cosas que a mí me parecían trastos inútiles y el esfuerzo que tenían que hacer cada una de aquellas personas para separarse de ellas.Esto cambió totalmente mi opinión acerca de ¨mi Cumbachero¨,al que hasta entonces había visto como un producto de la pícaresca cubana.
Al año siguiente ya no volví a ver a Puchito.El hermano de Y. ¨permutó¨ su piso en Buena Vista por otro más grande en Habana del Este,cerca de la Casa de la Cultura y toda la familia se trasladó allí.Toda esta historia que les he contado es posible que a uds no les diga absolutamente nada,a mí me ocurriría igual si alguien me hubiera soltado toda esta milonga.Pero siendo sincero,sólo la he contado por puro egoismo,me ha servido para revivir una etapa de mi vida de la que guardo maravillosos recuerdos y he disfrutado mucho haciéndolo,asi que,permítanme que les agradezca que los haya¨utilizado¨ para ello.


P.D. Varios años despues conseguí ver y escuchar el genuino Cumbachero de Miguelito Valdés en antiguos vídeos.En youtube hay un fragmento de una de sus milagrosas performances.



















Sé que a muchos de uds les parecerá una blasfemia esto que voy a decir,pero,para mis adentros y desde aquella noche,donde se ponga El Cumbachero de Puchito,no se pone ni el de Miguelito....

1 comentario:

  1. No cabe en el cucurucho la blasfemia.
    ¡Maní libre!
    Pero pasada la lógica —y contagiosa— emoción, recapacite y escuche usted a Puchito, que la sabiduría y la razón lo asisten. La cuestión es que la versión de Miguelito que pone usted no es la definitiva, la que hay que oírle a Don Babalú es la siguiente... con Machito y sus afrocubanos, ¡con quién si no!:

    http://www.youtube.com/watch?v=Lsnek-7uUsY

    Le agradezco que nos traiga esta bella anécdota de uno de los himnos definitivos del universo espaciotemporal.

    Rikiti-que-va-sonando-elcumbanchero-bongoseroqueseva!
    Prikití, dundumbá,
    d

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